La vida de santa María Micaela del Santísimo Sacramento es una vida centrada en la Eucaristía y en la providencia de Dios. Desde niña estuvo abierta a las necesidades de la gente más pobre y necesitada. Más tarde buscaba enfermos a quienes ayudar en sus propias casas o en sus visitas al hospital de San Juan de Dios. Allí conoció a las chicas de la calle con enfermedades venéreas y otros graves problemas de explotación, soledad y desamparo. Así surgió en ella la inspiración de poder abrir una casa para poder acogerlas y ayudarles a comenzar una nueva vida y formar un grupo de religiosas para vivir con ellas su carisma de entrega al servicio de las chicas desamparadas. Se creó la Congregación de Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad.